“Niño, come zanahorias que son buenas para la vista…”
Publicidad:Suponemos que no es la primera vez que escuchas está afirmación, pero ¿te has parado a comprobarla?
Pues bien, ciertamente las zanahorias son ricas en beta-caroteno que se compone de dos moléculas de vitamina A, las cuales, al llegar al intestino delgado se metabolizan en vitamina A que se almacena en el hígado como retinol. Este componente es esencial para la transmisión de las señales nerviosas y está relacionado con la formación de las células de la retina, de ahí su nombre.
Publicidad:Es cierto que una deficiencia de vitamina A extrema puede causar ceguera, pero para tener una buena salud ocular solo es necesaria una pequeña cantidad de vitamina A. De hecho, nuestro cuerpo elimina el exceso de esta vitamina por lo que obtengamos la cantidad que obtengamos nuestra vista no mejora.
Por lo tanto, ¿de dónde viene esta idea?
Este mito se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando las Fuerzas Aéreas Reales británicas trataban de ocultar el sofisticado sistema de radar aéreo que habían desarrollado con el fin de derribar a los bombarderos alemanes antes de que estos llegasen al Canal de la Mancha.
Con este fin, hicieron correr el bulo de que realmente era el consumo de zanahorias el que ayudaba a sus hombres a descubrir a los bombarderos nazis durante las operaciones nocturnas, ya que les hacían ver mucho mejor. La prensa británica empezó a publicar información sobre pilotos, como el teniente Cunningham -que era apodado “Ojos de Gato” porque tenía una extraordinaria visión que le permitía localizar objetos en la oscuridad-. Y así, con todo este montaje, justificaban el incremento de los bombarderos nazis abatidos.
Estos bulos calaron en la población civil, que empezó a consumir está hortaliza y permitió incrementar mucho la venta de las zanahorias británicas. Así, los ingleses consiguieron un doble éxito: bombardear a los nazis sin despertar sospechas, al tiempo que aumentaban sus ventas comerciales.