¿Cómo definir la sensación que nos recorre la espina dorsal cuando pasamos por ciertos lugares u observamos los ojos perdidos y siniestros de las muñecas? En su famoso estudio sobre lo siniestro (das Unheimliche), Sigmund Freud caracteriza este sentimiento como una “angustiante familiaridad”, algo que se asemeja a algo que conocemos y que, a la vez, es profundamente perturbador.
Publicidad:Indagando un poco por Internet es fácil descubrir un submundo dedicado a la compra y venta de “muñecas diabólicas”. Uno puede encontrarlas en la sección de “varios” en sitios como eBay o Etsy, y algunas llegan a venderse por más de mil dólares. Las descripciones de un vendedor incluyen los adjetivos “sadista, “canalla”, “pervertida” y “poseída” para referirse a una tierna muñeca.
Publicidad:La descripción de los vendedores solamente alienta el interés de los compradores, pero debemos preguntarnos si parte del interés de la compra no proviene de la historia que rodea a la muñeca. El aura, según Walter Benjamin, es aquello que “fascina” de las obras de arte: aquello que hace que millones de personas hagan filas interminables para echar un vistazo a la Mona Lisa original en el museo del Louvre, aquello intransferible que tiene la Mona Lisa, pero que no tienen sus reproducciones fotográficas.
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